Después de una larga espera, hemos podido recoger los esperados frutos. ¡ Por fin, nuestras habas han crecido! Es maravilloso comprobar la cara de asombro de nuestros niños al ver cómo aquella pequeña semilla que plantamos hace tiempo se ha convertido en una planta tan grande y además con habas de verdad. Ilusionados y nerviosos las recogimos para llevar una muestra a casa.
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